La firma cordobesa Magtel, a través de la filial Minera del Andévalo, acaba de dar un paso adelante para extender sus operaciones por la Faja Pirítica. Magtel ya participa junto a Grupo México en la reapertura de Aznalcóllar, y ahora ha sellado la adquisición de la mayoría de Minera La Hispalense, que pertenece desde fines del siglo XIX a la familia Ybarra (en este momento la sociedad tiene en torno a 150 accionistas). El principal activo de esta empresa es la Mina San Telmo.
Con este movimiento, Minera del Andévalo toma el control de la finca La Garnacha (que tiene 650 hectáreas en el término municipal de Cortegana) y de los derechos mineros que la Hispalense posee en este enclave (fundamentales para iniciar cualquier tipo de actividad extractiva). La Garnacha está atres kilómetros de Lomero-Poyatos, otra de las minas históricas de la faja, que también ha sido objeto de diversos intentos de reapertura en la última década (en este momento está en manos de la compañía australiana Kimberley Diamond Company).
Minera La Hispalense es una de las sociedades anónimas más antigua de Andalucía. Esta compañía compró estos yacimientos y cedió la explotación de los mismos a distintas firmas especializadas, como Arrendatarios de San Telmo Ltd o Ibérica Minera, hasta el cierre definitivo de la mina a fines de los años ochenta.
Ahora llega la segunda oportunidad de revitalizar San Telmo. Magtel y Grupo México ya manifestaron en 2015, tras adjudicarse el proyecto de reapertura de Aznalcóllar, que su gran objetivo era seguir estudiando oportunidades en la Faja Pirítica. Aunque han participado en diversos concursos de derechos mineros promovidos por la Junta de Andalucía, San Telmo es el primer paso que da Magtel para crecer más allá del ámbito de Aznalcóllar. Esta adquisición la ha realizado Magtel en solitario, aunque el objetivo es buscar a un socio especializado para la reapertura de la mina.
Según las fuentes consultadas por ABC, ahora Minera del Andévalo debe realizar una evaluación de pasivos ambientales y ejecutar un plan de sondeos e investigación geológica para actualizar las reservas que hay en este enclave y determinar si es viable (San Telmo es una mina de cobre y cinc, dos metales que se han revalorizado en el último año). Esta fase requiere una inversión aproximada de cinco millones de euros en los próximos dos años. Solo cuando se determine con certeza las expectativas reales de rentabilidad, llegará el momento de iniciar un plan industrial para la reapertura, que requiere un desembolso millonario. En esa última fase es cuando se requeriría la llegada de un socio con gran experiencia en operaciones mineras que pilote la iniciativa.
Fuente:Abc.es