Los biocombustibles 2G, producidos a partir de desechos agrícolas o aceites usados de cocina, son una solución energética basada en la economía circular que permite descarbonizar el transporte por tierra, mar y aire, de manera inmediata, sin necesidad de cambiar los motores actuales.
Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, ha subrayado: “Andalucía está lista para convertirse en la gran productora y distribuidora de energías limpias de Europa, desempeñando un papel clave en el objetivo irrenunciable de la descarbonización del Planeta. Esta futura planta de biocombustibles de Cepsa es un claro y valioso ejemplo. Un proyecto incluido en nuestra Unidad Aceleradora de Proyectos, lo que ha permitido tramitarlo en seis meses, un tiempo mínimo, menos de la mitad de lo que normalmente hubiese tardado”.
Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha señalado: “Consideramos que no solamente basta con cambiar el color de las moléculas o los electrones; las industrias que hay detrás, los servicios que hay detrás, son, precisamente, la gran oportunidad
para reindustrializar y modernizar nuestro tejido productivo. Por eso queremos que la atención a la cadena de valor industrial esté presente en el proceso de cambio, por eso queremos dedicar más de 750 millones de euros a este programa, de tal manera que la fabricación de los bienes de equipo que
nos permita llegar a buen puerto sean producidos en España”.
Compromiso con la transición energética
Maarten Wetselaar, CEO de Cepsa, ha destacado: “Hoy empezamos a materializar el primer gran hito de la estrategia Positive Motion con la construcción de nuestra nueva planta de biocombustibles de segunda
generación. Este proyecto estratégico para España y Andalucía nos permitirá ser un referente europeo en el campo de las moléculas verdes y facilitará la descarbonización inmediata de sectores no electrificables, como el transporte aéreo. Damos comienzo así a un proceso que generará empleo de calidad para esta región y que permitirá abrir una nueva etapa de reindustrialización”.
Pratheepan Karunagaran, director ejecutivo de Apical, ha señalado: «Se espera que la producción mundial de SAF se triplique en 2024, en comparación con los niveles de 2023, alcanzando 1,5 millones de toneladas. Sin embargo, la disponibilidad de materias primas sostenibles sigue siendo un reto para muchos países. A medida que sigamos ampliando la huella y las capacidades globales de Apical, la disponibilidad de desechos y residuos crecerá a la par, lo que permitirá forjar alianzas de gran valor añadido para que nuestro flujo de residuos impulse la producción y la adopción del SAF. Nuestra planta de biocombustibles 2G con Cepsa, que será la mayor instalación de producción de
combustible de aviación del sur de Europa, es un excelente ejemplo de cómo los agentes del sector pueden unirse para fomentar el potencial del SAF y aumentar su adopción de forma asequible».